martes, 28 de enero de 2014

Cap 70: Volar


Ryan no me preguntó nada, subió al auto, me dio una botella de agua y yo me recosté en el asiento. De vez en cuando él me miraba y luego seguía conduciendo. Yo en cambio sí lo miré, todo el camino observé cada uno de sus movimientos y mientas mis ojos caían sonreí agradecida por el silencio.
Cuando llegamos, mi papá quien parecía haber estado esperándome, estaba sentada con un semblante neutro. Saltó cuando Ryan había cerrado la puerta.

Tp: ¿Qué es lo que sucede contigo? - no gritó, pero su voz golpeó el aire - Roberta llamó, estaba asustada.
Yo: Ella solo tenía que caminar dos cuadras más.
Tp: Es de noche, es peligroso. Entiendo que no congenien como esperaba pero esta vez sobrepasaste los límites, fuiste demasiado irresponsable. - gritó.

Ryan carraspeó intentando tomar la palabra, mi papá lo miró y sentí que Ryan se intimidaba. Me dio un empujón.

Yo: Casi choco - ambos emitieron un ruido desde la garganta - en realidad, creí que iba a chocar, vi mal, pensé que había un carro. Por eso le dije a Roberta que caminara lo que restaba del camino, podía chocarnos de verdad y llamé a Ryan para que me ayudara. Me dolía la cabeza y me pesaban los ojos - no mentí.
Tp: ¿Por qué estás así de mal?
Yo: No sé - ahora sí mentí.
Tp: En la cocina hay un frasco con pastillas para el dolor de cabeza.
Yo: Sí, yo también tengo en mi cuarto. Mejor me voy a dormir - bostecé - gracias, Ryan.
Ryan: Oye, aprovechando de que estoy aquí, ayúdame con una tarea.
Yo: ¿Tarea? - somos de dos grados diferentes y me pide ayuda ¿a mí?
Ryan: Sí, la tarea de cálculo, has estado de viaje pero tú dominas bien el cálculo.

Ni siquiera llevo clases de cálculo. Guiñó un ojo, ah, ya sé lo que quiere.

Yo: Claaaro, cálculo. Papá, vamos a estar arriba.
Tp: ¿Luego te echas a dormir?
Yo: Sí, tengo sueño. Hasta mañana. - besó mi cabeza.
Tp: Descansa. Adiós, Ryan. 
Ryan: Hasta luego, señor.
Yo: ¿Vas a salir? - pregunté por el despido a Ryan y porque agito las llaves al aire.
Tp: Iré a comprar yogurt de vainilla.
Yo: ¿De vainilla, en la noche? - él miró arriba y yo capté. Madison y sus antojos de embarazada - tu culpa por andar de embarazador.

Ryan rió.

Tp: ______(Tn).
Yo: Ya, lo siento. Anda, ve por el yogurt.

Mi papá se volteó al igual que Ryan y yo que íbamos en dirección a mi cuarto. Jalé el primero y segundo pie en los escalones y sentí que me habían cosido ladrillos a los pies, desistí de mi idea en la cual consistía en que Ryan me cargara, preguntaría más. Sé su motivo de fingir que necesita me ayuda en la tarea, quiere respuestas por casi chocarme con un carro que jamás existió.

Yo: Cierra la puerta - indiqué y me eché en la cama - le mentiste descaradamente a un adulto, así no te ganarás el cielo.
Ryan: He oído que en el infierno la pasan bomba.
Yo: Sí, pero como que el blanco es más tu color en cambio con el rojo vas a parecer una pizza anoréxica - rió sin gracia.
Ryan: ¿Así que casi chocaste con un carro imaginario?
Yo: Efectos del dolor de cabeza - respondí.
Ryan: ¿Y quieres que yo te crea eso?
Yo: Sí, porque es la verdad - nos sonreímos - vamos Ryan, no te vas a convertir en todo un detective porque vi una cosa donde no lo había. A ti te ha pasado y no digas que no, yo sé que sí.
Ryan: Justo en el blanco. Ganaste esta vez.
Yo: Esta vez, y otras más, más y más - agité las manos en gesto de abundancia.
Ryan: Me sorprende que Justin no te deje por ser tan egocéntrica.
Yo: Él es más que yo, además el me adora.

Saqué la lengua a la vez que giñaba el ojo.

Ryan: ¿Qué te crees, Miley Cyrus?
Yo: Yo tengo más Swag que ella - hizo el ademán de lanzarme algo.
Ryan: La chica derrama Swag hasta por la nariz, por no decir que la derrama por otra partes.
Yo: Asqueroso - encontré una bola de papel higiénico debajo de la almohada y la tiré, cayó al borde de la cama.
Ryan: Asquerosa es tu puntería.
Yo: ¿Seguro? Nalu me contó, que habían ido a una feria - la sonrisa se le borró - y en el tiro de la pelota a la pirámide de latas…
Ryan: ¡Cállate! ¡Cállate!
Yo: ¡Tiraste todas las pelotas a la pared y al suelo, y no conseguiste nada! ¡Já, lo dije!
Ryan: Al menos no sabes la otra parte - dijo socarrón.
Yo: ¿Cuál? ¿En la que ella hizo los tiros y ganó un peluche para ti, como si fueras tú la chica?
Ryan: Eres una fea, fea amiga - sacudí mi cola de caballo.
Yo: Soy la amiga más hermosa que tienes.
Ryan: No, la más linda es Alex.
Yo: ¿Sabes que si yo le cuento eso a Nalu, no le va gustar, verdad?
Ryan: No te atreverías - saqué mi celular del interior de la chaqueta.
Yo: Rétame.
Ryan: Sé cosas sobre ti - enarqué las cejas - como cuando le tocaste el trasero a Colton.

Abrí y cerré la boca.

Yo: ¿Colton? ¿El chico morocho de tu clase?... No lo conozco y no lo hice.
Ryan: La gente me cree más a mí - parpadeó rápido, me hizo acordar a la dragona de Sherk, cuando intentaba conquistar a burro.
Yo: Eres un horror, yo nunca le iba a decir a Nalu que encontrabas mega linda a Alex.
Ryan: Jamás dije que “mega”, solo linda - asentí incrédula - ¿Qué hora es?

Encendí el teléfono.

Yo: Casi las nueve y treinta.
Ryan: ¡Me voy! Mamá se volverá a enojar conmigo.
Yo: Ryan, no hay día en el que tu madre no esté enojada contigo.
Ryan: Lo sé - contestó indignado - no es justo.
Yo: Claro que es justo, chocas el carro contra la basura, llegas tarde a tu casa, tu habitación parece el basural de una prisión, tienes condones por todas partes y a plena vista en tu cuarto. Créeme yo hace rato te hubiese botado de la casa.
Ryan: Siento una mala vibra contra Ryan aquí. Mejor me voy antes de que mi aura se congele.

Agitando las manos y haciendo ruidos extraños con la boca salió.

Yo: ¡Deja de ver los programas que ve tu mamá!



Pasaron veinte días desde que dije hasta pronto a Justin, hablamos una o tal vez dos veces por semana, al principio -la primera semana- los cuatro días que manteníamos comunicación las horas era algo desconocido entre nosotros, no existían horarios, nos saludábamos a las cuatro de la tarde y nos despedíamos a las ocho de la noche. El domingo pasado conversamos un minuto con cincuenta y tres, mientras yo hacía un cuestionario de Tutoría y él tenía una conversación de monosílabos con Ryan Good y no me molestó más bien me sentí aliviada de la poca duración de la llamada, tenía un lápiz en la mano derecha por las tareas y en la izquierda un cigarrillo de marihuana.

Yo soy adicta. Lo peor de serlo es que eres consciente e inconsciente al mismo tiempo, hay momentos en las que estás limpio y te dices: Puedo controlarlo y si lo hago es porque no soy dependiente. Y cuando lo dices piensas en lo bien que te sientes cuando lo consumes y caes, no te das cuenta cómo es que pierdes el control y por cada caída el hueco en el que terminarás se hace cada vez más grande.    
Lo sabes pero eso no interesa ante la sensación de volar, no importa dónde quieras desplegar las alas, los impulsos son más fuertes que la mente. Lo hago en el colegio desde que de un día al otro movía los pies y me rascaba la cabeza como si tuviera algún bicho y me di cuenta que no solo era una manía por salir rápido a comer, aprendí a que llevar una pastilla de anfetamina en el bolsillo era un buen plan de emergencia. Las anfetaminas no eran mis favoritas solo era mi repuesto cuando los cigarrillos o el éxtasis se estaban extinguiendo en mi cajón. Cuando lo hago en mi casa, uso mi baño o sino junto a la ventana y con la puerta con seguro.

Y eso es lo que se ha vuelto mi vida en un mes.

Terminé de atarme las zapatillas y enfundé mis brazos, y espalda en una chaqueta. Cuando estaba por salir me tropecé con el espejo, mis ojos me delataban por más que haya pasado muchas horas, cogí los lentes de sol que se habían vuelto mis mejores amigos. Mi papá odiaba que lo trajera puestos para estar en la casa yo solo respondía con: Papá es una moda, ya pasará. Por supuesto que en el colegio no me lo dejaban usar por eso la razón que andaba con la cara metida en los libros y cuadernos, para almorzar o estar en los pasillos me los colocaba. Era consciente que la gente hablaba sobre mi manía de los lentes, no me importaba porque solo son rumores y los rumores son 80% un puede ser.
Revisé mi atuendo, encogí mis hombros. No iba para nada femenina y no era mi estilo habitual pero era lo que se me acomodaba y ya.


Toqué el timbre de la casa Beadles dos veces. Ryan planeó una salida de amigos como en aquellos días que recién nos conocíamos, no podía negarme, eso solo incrementaría una cosa más a la lista de actitudes extrañas de ______(Tn). Lo primero que percibí cuando la puerta se abrió fue una melena rubia y un gritito de alegría, tal vez. Era Nalu.

Nalu: Dios. Yo solo pensé que Ryan mentía cuando decía que se te había pegado la moda de los lentes de sol en pleno invierno - sonreí.
Yo: Yo también me alegro de verte, Nalu -. En la sala, sentados en el sillón, estaban Ryan, Christian, Alex y Caitlin -. Hola.

Me senté en el sillón unitario de la esquina de la sala.

Yo: ¿Y a quién esperamos?
Christian: Al que siempre llega último, Chaz. - hubo una risa colectiva - el pobre también llego de último a la repartición de cerebros.
Ryan: Él ni fue - otra risa.
Alex: Eso es maldad.
Caitlin: Bien que te ríes - comentó sin ninguna mala intención pero Alex se lo tomó a mal como todo lo que viene de ella. Caitlin está amigable conmigo desde que al parecer se enteró de que Rosie hablaba mal de ella a sus espaldas. El primer acercamiento de ella fue extraño yo estaba comiendo mientras escuchaba música, estaba sola en mi mesa, habían faltado para despedirse de Justin a mí no me dejaron por haber perdido varias clases.

Flashback.

Cantaba Starships mientras trataba de masticar sin atorarme, cuando mi apreciación a la pared gris fue interrumpida por Caitlin, traía su bandeja de comida a medio comer y una botella de jugo. Tiré de los audífonos.

Yo: ¿No fuiste a despedir a Justin?
Caitlin: Lo llamé, tenía examen hoy - explicó jugando a la guerra de pulgares contra ella misma.
Yo: Ah - intenté colocarme nuevamente los audífonos pero ella habló.
Caitlin: ¿Vas a comerte todas tus uvas?
Yo: Eh, no. Llévatelas, si quieres. - contesté.

Ella me estaba hablando a mí y no a Rosie, volteé en busca de Rosie, ella comía junto a Jared en una mesa alejada a la nuestra.

Yo: ¿Tú y Rosie pelearon?
Caitlin: Sí - por fin me miró.
Yo: Entiendo.

No habían peleado, solo Caitlin se dio cuenta de quién era en realidad su amiga Rosie y se distanció. Ahora nosotras somos de una hola y chau amistoso más un ¿cómo estás?, la amistad no volverá a ser como antes porque aún quedan esos vidrios incrustados del pasado.

Ryan: ¡Chaz está afuera!

Nos dividimos cuatro en cada auto, yo fui en el de Ryan. Nalu y Caitlin iban conversando de un tema en el cual yo me perdí en las primeras cuatro oraciones, traté de acoplarme para no parecer antisocial o que no sé nada pero se me era imposible, estaba confundida entre si conversaban sobre un nuevo perfume o debatían entre los mejores actores, si era eso no cabía duda que dentro del ranking se encontraba un maduro Zac Efron y el eterno hombre lobo Taylor Lautner. A mí solo me gusta el cuerpo de Taylor y sus pómulos, son tan marcados y eso hace que tenga un aire a príncipe de los cuentos Disney y por desgracia los príncipes de Disney nunca me han simpatizado.

Escuché el nombre de Olivia y olvidé a los príncipes.

Caitlin: Almuerza sola pero fuera del colegio le va todo bien, ya sabes está con el ex de Melanie, Jason la llama cuando entra al colegio y a veces la recoge.
Nalu: ¿Por eso ya no se habla con Melanie, verdad? Nunca entendí bien el por qué - golpeó el brazo de Ryan - Tú lo sabías y no me dijiste nada.
Ryan: Chaz me pidió discreción. - miré de reojo a Caitlin, su buena cara se distorsionó. - Además a nadie le gusta hablar de ese tema.
Caitlin: En realidad…
Yo: Chaz y Melanie se veían a escondidas, mientras él estaba con Caitlin y ella con Jason, al mismo tiempo Jason y Olivia se hacían amigos y que tenían sentimientos entre sí. Melanie se enteró y se molestó con ella, ese día también nos enteramos lo de Chaz y Melanie y pues… ya te has dado cuenta de la tensión entre ellos.

La vida de los adolescentes parece una novela sin escribir, su tragedia es aun más real que las telenovelas de adultos sufridos por un amor no correspondido.

Nalu: Entre ellos y también entre todos ustedes - concluyó.
Caitlin: Al menos Olivia se siente bien, sacrificó algo que creía valioso por algo mucho más valioso.
Ryan: ¿Quién? ¿Por Jason? Es la amistad antes que las relaciones - su novia española negó.
Nalu: El amor es primero que todo y no me salgas con algo como el amor de los amigos, porque te rompo la cabeza - reímos. - ¿Sacrificarías nuestra relación porque ______(Tn) se quitara lo lentes?... sin ofender - volteó para disculparse.
Yo: Tranquila. Ryan puede tener uno que otro tornillo fuera de lugar pero no haría algo tremendamente estúpido.  
Caitlin: Sí, porque la debilidad de Ryan son las europeas - comentó.
Yo: Antes ni siquiera sabía que España pertenece a Europa, él juraba que era latina porque hablaba español - Caitlin y yo reímos.
Nalu: Necesitas unas clases intensas de Geografía.
Ryan: Intensidad en geografía no tengo, pero si nos referimos a otros temas, intensidad es lo que me sobra.

Giró su cabeza hacia Nalu y aunque no vea sus gestos desde atrás, pude jurar que lanzó una de esas miradas de las que solo Ryan puede lanzar a una mujer.

Caitlin: Dios, no. Hasta yo capté el doble sentido - tapó su cara - alguien no puede ser tan puerco como tú.
Ryan: Es porque no has hablado con Justin de estos temas - abrí la boca - porque él cuenta unas cosas… ¿O no ______(Tn)?
Nalu: El carro de Chaz acaba de estacionar.
Ryan: ¿Qué?

Aparcó detrás de ellos, todos salimos.

Ryan: Se supone que iríamos a Pizza Hut - habló con Chaz.
Chaz: Lo sé, pero en el camino nos inclinamos más hacia las hamburguesas.
Melanie: Ayer comimos pizza - apretó la mano de Chaz.
Caitlin: Yo quería pizza.
Melanie: Mayoría manda - Christian me miró, ambos asentimos.
Christian: Dale Caitlin, hace tiempo que no comemos hamburguesas.
Yo: Por mí, da lo mismo comida es comida. Al final de cuentas en el estómago todo es lo mismo - Christian asintió y yo encogí lo hombros.

Una vez sentados me di cuenta que esto parecía más una salida en parejas que de amigos. Se sentaron juntos de par en par. Ryan y Nalu, Christian y Alex, Chaz y Melanie. Caitlin y yo formábamos parte de las solitarias en el grupo. Con nuestros pedidos en la mesa, la conversación inició. Mi detonante fue cuando me arreglé los lentes que se resbalaban por la nariz.

Melanie: Quítatelos ya, si tanto te incomodan - la mesa entera giró hacia mí.
Alex: Santo cielo, déjala, si a ella le gusta por mí está bien.
Nalu: Aparte, está bueno que use algo diferente a lo común que usa el resto en invierno.
Yo: Créanme tengo mis razones, les hago un favor al usar los lentes de sol - dije sonriendo.
Christian: Max me dijo cuándo te quitas los lentes a veces tienes los ojos rojos o hinchados.

Apreté los labios.

Chaz: ¿Hablas con Justin desde que se fue?
Yo: Algunas veces ¿por? - él miró a Ryan - No, no es lo que están pensando, no lloro por la contaminación ambiental y tampoco porque Justin está trabajando.
Christian: Ya déjenla tranquila, ella sabrá y punto.

Y el tema se olvidó rápido, y empezamos el debate de que es mejor;  un helado o un batido.
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¿Cómo han estado? Ojala y bien. Yo por mi parte he estado con ganas de patear a los noticieros, prendía la televisión y hablaban de Justin y de lo "rebelde" que está, todos lo días hasta hablan de él y dicen se ha convertido en un chico problema y me jode porque hablan y no saben. Bah, en fin. Espero que sus días sean buenos.
Las quiero.
Cuídense.
:)

viernes, 17 de enero de 2014

Cap 69: Él sabe


Recosté mi cuerpo en la barra de la cocina divirtiéndome internamente al ver a Justin con un delantal, no tengo ni la más mínima idea por qué es que lo tiene o el por qué lo usa ahora cuando va hacer unas simples malteadas en la licuadora. Esto tenía que ir al recuerdo, saqué mi celular e inmortalicé el momento.

Justin: ¿Qué haces?
Yo: Tomo una foto. El mundo merece verlo - contesté mientras tecleaba unas últimas cosas en el celular.
Justin: ¿La vas a poner en Instagram? - destapó el envase del helado de fresa.
Yo: Ya está en Instagram, acabo de compartirlo en Twitter.

Ni bien guardé el teléfono, las interacciones no paraban de saltar todas por la foto de Justin con delantal; la gente comentaba, retwitteaba o marcaba como favorito. Con la cuchara empujó casi la mitad del frasco del helado a la licuadora que dejó a un lado para echar la leche.

Justin: Ves ______(Tn) esto es fácil, muy, muy fácil.
Yo: Justin creo que…
Justin: Y tú decías que no iba a poder con una simple malteada - apretó el botón rojo y toda la habitación se volvió rosada.

La licuadora literalmente escupió la leche junto con el helado mezclándolo por los aires, bañándonos a los dos, al piso y a todo lo que se atravesaba en el camino del líquido rosa.

Yo: ¡Justin! - grité intentando sacar la mezcla de mi cabello.
Justin: Me olvidé de tapa la licuadora - dicho eso empezó la competencia de risas entre nosotros.
Yo: Si que eres tonto.

Arrastró los pies acercándose a mí cuando solo le faltaba poco para llegar resbaló perdiendo todo el equilibrio, intenté agarrarlo pero eso lo empeoró y ambos caímos sentados. Mi trasero empezó a dolerme y Justin inmune al dolor volvió a reír. Para callarlo salpiqué las gotas que habían quedado en mis dedos, sonriendo entrelazó mis dos manos con las suyas y aprovechó el agarre tirando de mí para besarme.

Justin: Sabes a fresa.
Yo: Hasta el suelo sabe a fresa por tu culpa.

Sus manos se perdieron entre mis cabellos pegajosos empujándome contra él. Justin tiene dos facetas para besar; cuando es dulce y pausado o cuando está con las hormonas revueltas y ahora está en esos días donde sus hormonas lo controlan. Su forma de besar es exigente lo cual es extraño porque sus labios son suaves, mi lengua se encontró con la suya, una mano seguía en mi cabello mientras la otra recorría desde mi nuca hasta mi espalda baja.

Nos separamos, tocaban la puerta.

Justin: Debería conseguir uno de esos carteles de no molestar - se levantó y sacudió inútilmente sus pantalones. Yo hacía lo mismo mientras él iba a la puerta murmurando palabras incomprensibles. Lo peor de levantarse fue que los músculos de mi trasero se contrajeron dándome una descarga de dolor - ¡______(Tn), te buscan!

¿Quién me buscaría a mí en el departamento de Justin?, Sentí mi cuerpo congelándose y volver al calor en un segundo viendo a Adam apoyado contra el marco de la puerta con el pómulo sangrando y el labio hinchado entre verde y morado.

Yo: ¿Qué te pasó? - sonrió.
Adam: Creo que me caí - se volvió hacia Justin - Eh, hermano, me estoy muriendo ¿no me vas a dejar pasar.
Justin: No, ¿por qué lo haría?
Yo: Justin Bieber.
Justin: Así me llamo - eligió mal momento para hacerse el divertido.
Yo: Sabes a lo que me refiero.

Resopló resignado y lo dejó pasar.

Yo: Siéntate. Justin, trae algo para sus heridas.
Justin: ¿Qué? ¿Por qué?
Yo: Porque eres buena persona y no quieres que tire tus Supras doradas al váter - mi amenaza funcionó, no dijo nada y desapareció.

Me senté a su lado, apretó mi mano y llegué a oír su quejido por el dolor.

Adam: Ay, estoy vivo.
Yo: ¿Quién te golpeó?
Adam: La chica con la que te dije que hoy nos encontrábamos en Burger King, pues a la mitad de la comida su novio llegó…
Yo: ¿Tiene novio?
Adam: Sí, no lo sabía - el dolor no lo dejaba hablar claro - tampoco sé cómo se enteró. Solo nos vio y la bestia me golpeó hasta que le pateé a su “pequeñín”.
Yo: De igual forma te llevaste la peor parte.
Justin: Tuvo una gran lección, la mejor lección de su vida diría yo. Las novias de otros se respetan - balanceó el contenido de la pequeña caja roja, supuse que era su botiquín - y saca tu mano de ______(Tn).
Adam: Justin, amigo, para suerte tuya me he graduado en detectar indirectas. No debes porque sentirte amenazado por mí.

Noté el enorme esfuerzo de Justin, por no gritarle algo insultante, dejó la caja sobre sobre mis piernas y dio media vuelta caminando hacia la cocina. Vaya, par de tontos. Serían amigos si no tuvieran una estúpida rivalidad. 

Adam: ¿Lo hice enojar? - percibí su ironía.
Yo: Estás lo suficientemente golpeado como para que yo te responda.
Adam: Vale, ya entendí.

Tengo los conocimientos de curar a alguien por lo poco que he visto en la televisión o películas. Mojé el algodón con el alcohol, presiento que le va arder hasta el alma.

Adam: Aleja eso de mí - apartó mi mano - con agua basta.
Yo: No seas niña.

Al limpiar su herida la sangre coagulada corrió manchando su pantalón de gotas, al pasar el algodón sentí su cara tensa, el alcohol contra una herida abierta no deber ser la sensación más agradable. Ya recuerdo el porqué de cuando me caía y me hacía heridas de pequeña, yo sola me las curaba con agua porque no me gustaba cuando mi mamá lo hacía con jabón o con agua oxigenada.

Después de la limpieza su herida se veía más pequeña excepto por la hinchazón.

Yo: En tu boca solo colócate hielo.
Adam: Gracias. Ay, me duelen las costillas.
Yo: ¿También te golpeó ahí?
Adam: Me pateó ahí - aclaró - ¿Y ustedes por qué están rosados?
Yo: Justin intentando hacer malteadas - resumí.
Adam: Oh, eso lo explica.

Justin llegó tosiendo exageradamente.

Adam: Amigo, suenas mal. Yo por experiencia te digo que tomar chocolate caliente ayuda pero ten cuidado que te salpiques - Justin contrajo la cara.
Justin: Bueno amigo, ya estás curado y luces aceptable, ahí está la puerta y ahí están tus pies. Chau.

Si ellos dos se ponen a pelear yo no voy a colocarme entre los dos, ese acto solo funciona en las películas porque es más que obvio que si te pones a gritar: ¡Paren! En medio de la pelea de dos chicos mayores que tú y más altos lo probable es que te pasen por alto.

Adam: Antes de eso, quiero hablar con ______(Tn) - se inclinó - a solas.
Justin: ______(Tn), dile que se vaya.
Adam: Lo que tengo que decirle es importante.
Justin: Para eso están los mensajes - el otro iba a hablar.
Yo: Parecen dos niños horrendos.
Justin: ¿Horrendo? - gritó - según Billboard soy el más guapo famoso menor de veintiuno del planeta.
Adam: Si no fuera solo de famosos, la historia sería otra.

Resoplé.

Yo: Haber reinas de la belleza, cállense. Son realmente estresantes.
Adam: Lo lamento. ¿Podemos hablar a fuera? - Justin buscó mi mirada y produjo un ‘no’ silencioso.
Yo: Vamos, y no me miras así, Justin.
Justin: Bah, iré a bañarme - Adam alzó las cejas y habló cuando ya no estaba.
Adam: ¿Lo siento?
Yo: Sabemos que no lo sientes.

Él sonrió interpretando un <<eres muy inteligente>> y para qué negarlo, lo soy. Junté la puerta separándonos pasos de ella, de pronto sé que algo iba mal. Adam se volvió completamente serio y noté que estaba pensando en cómo hablarme.

Yo: Dime a quien embarazaste.
Adam: ¿Qué? No. - asentí - ¿En qué estás metida, ______(Tn)?
Yo: No te entiendo.
Adam: Hoy cuando fuimos a ese lugar y dijiste que ibas a vender un celular, mentiste, hay que tener dos dedos de frente para darse cuenta que esos delincuentes no te cambian dinero por un Nokia.

Él sabe, él sabe.

Una avalancha de calor subió hasta mi cabeza, estaba molesta.

Yo: A ti no te golpeó ningún novio desquiciado ¿no? Tú te metiste en donde no te llamaban y te dieron una paliza por andar de metiche.
Adam: Por favor - suplicó con los ojos brillantes -, ______(Tn) No te voy hablar con un amigo sino como alguien mayor.
Yo: Solo me llevas cuatro años y déjame decirte que eres mucho menos maduro que yo - plantó sus manos en mis hombros, me dolió.
Adam: ¿Y qué es para ti madurez? - gritó - ¿madurez es entrar a una calle de delincuentes y salirte con la tuya? ¿O qué, comprar drogas tambien es de gente madura?

No lo miré, no puedo dejar que se muestre molesto o con lástima. Adam en todo el tiempo que nos conocemos nunca me ha visto así y no quiero llevarme un mal recuerdo de él, no lo aceptaría y lo odiaría por verme de esa forma.

Yo: ¿A quién se lo vas a decir? ¿A mi papá, a Joe o a Justin?
Adam: Yo no les voy a decir nada - lo miré y me maldecí, me miraba justamente como yo no querías: lástima disfrazada de cólera.
Yo: ¿Te estás apiadando de mí? … no lo necesito.
Adam: Tú se lo vas a decir - junté las cejas confundida.
Yo: ¿O si no, qué?
Adam: Termina nuestra amistad - bufé - ______(Tn), mi amiga no era lo que eres tú ahora. Mientes, te burlas de los demás porque te sales con la tuya y pasas por encima de otros y les haces daño a las personas que te quieren.
Yo: Como quieras, tu amistad ni me suma ni me resta.

Esperando a que me dijera por lo menos una palabra se fue. Entré intentando no golpear la puerta, respiré dos veces para no patear lo primero que se me topara en el camino. En un abrir y cerrar de ojos Justin estaba parado delante de mí solo con unos pantalones de chándal, le sonreí.

Yo: Está haciendo frío y tú estás medio desnudo.
Justin: He puesto la calefacción ¿no te has dado cuenta? - agudicé la sensibilidad de mi piel y en efecto el ambiente se sentía caliente.

Acarició mi brazo y volví a sonreír, Justin se veía cansado y también preocupado.

Justin: ¿Quieres que suba la temperatura Estás pálida.
Yo: No tranquilo, es solo porque he estado afuera - sonreí para transmitir seguridad.

Me estaba volviendo una máquina de sonrisas falsas, en menos de cinco minutos ya me había echado tres sonrisas más falsas que el dólar de dieciséis dólares. Mientras por dentro temblaba, mi interior vibraba por la culpa de Adam, él no tenía que saberlo, nada podía saberlo. Al menos él no dirá nada, intercambiamos nuestra amistad por mi secreto.

Yo: Voy a bañarme.
Justin: En la cama te dejé ropa de la que dejabas cuando te quedabas - asentí.
Yo: Gracias - acaricié su barbilla.
Justin: Te noto extraña.

Fruncimos el ceño a la misma vez.

Yo; Sé que nos soy muy demos…
Justin: No es eso, estás como te hubiesen tirado agua fría - explicó mirando mi cabello mientras distraídamente lo limpiaba de capas rosadas - ¿Él te ha dicho algo de que lo deba enterarme?
Yo: Relájate, todo está bien, solo es el frío.

¿El frío? ¿Quién se puede creer tremenda tontería? Y a pesar de que Justin sonriera, sé que no se lo creyó pero actuó bien que hizo tragarme las ganas de gritarle por ser falso conmigo.

Me besó y me dejó ir.

Debo admitir que el agua caliente se ha inventado más para relajar que para la limpieza del cuerpo. No tuve que demorarme mucho para sacar lo meloso de mi cuerpo y cabello, mi ropa se había llevado la peor parte y no tuve de otra que dejarla en el cesto de ropa sucia junto a la de Justin. Usé el mismo albornoz de Justin, con la manga limpié el espejo empañado, para sorpresa mía usé la secadora sin importarme lo esponjado que quedaría mi cabello y lo amarré en la cola más alta que pude. Al momento de cambiarme solo permanecí mi ropa interior y zapatillas.


Y del armario de Justin saqué una chaqueta de jean gruesa que me quedaba larga por las mangas y por otras partes. Revisé las llaves de mi auto y casa, y salí. Justin estaba echado en el sillón comiendo una manzana.

Yo: Ya me voy - él se levantó - y préstame tu chaqueta.
Justin: Te la regalo, tú te ves mejor en ella que yo.
Yo: Gracias - colocó sus manos en mi cintura. Estábamos cada vez más cerca.
Justin: Es horrible ¿no?
Yo: ¿Qué cosa? - con la mano acarició mi cabello de la cola de cabello apretándola contra la nuca.
Justin: Que mañana sea el último día que nos veamos.
Yo: Van a ser dos meses ocupados, tú trabajando y yo estudiando.

Sus manos hicieron presión en mi nuca y cadera respectivamente. Y nos besamos, cálido y sin manos solo nuestras bocas.

Yo: Ya es tarde, no quiero que me molesten luego en mi casa - di un paso hacia atrás.
Justin: Yo te llevaría pero…
Yo: No dejarías tus fachas por nada, lo sé. Yo traje mi carro.

Su pulgar acarició la unión de mi mentón y cuello, me alejé por las cosquillas.

Justin: No conduzcas como loca, si la policía te detiene yo no te conozco - reímos.
Yo: ¿Quién eres?
Justin: Eso, así mismo - me felicitó con unas palmaditas en la espalda, yo retiré su mano.
Yo: Disculpe, no me toque, no me conoce.
Justin: ¡______(Tn)! - di una carcajada.
Yo: Dios, no soportas una broma - ladeé la cabeza - ahora sí, deja de interrumpir cada vez que me quiero ir. Adiós, nos vemos mañana.
Justin: Cuídate y respeta el semáforo - abrió la puerta.
Yo: Hablas como si yo fuera una demente al volante.
Justin: Te desesperas cuando conduces - buen punto.
Yo: Oh, cállate, luego termino chocando y va ser tu culpa por ponerme más nerviosa.
Justin: En ese caso, eres la mejor conductora de la historia - sonrió, mintió descaradamente en mi cara y yo sonreí.
Yo: Chau.

Despeiné su cabello y salí directo al ascensor. Una señora con un vestido rosa demasiado apretado como para alguien de su contextura, con un humor poco amistoso me dijo que me apurara en entrar, vaya señora, el vestido le aplasta la gracia. Por suerte se bajó en los siguientes dos pisos y el resto de la bajada fui yo sola silbando.

Cuando crucé el pasillo hacia la puerta, estaba Adam hablando con el de recepción, él también me vio, retiré el contacto visual como si tratase de un perfecto desconocido. Él mismo lo dejó en claro, no quiere tener ninguna relación con alguien como yo, después de todo lo comprendo y le agradezco que me haya dado a escoger pero no quita que esté molesta de que meta sus narices en donde no lo habían llamado.

Dentro de mi carro estaba caliente, antes de arrancar me fijé en que no venía nadie por mi dirección ni que tampoco haya otros autos por delante de mí y pisé el acelerador hasta el fondo que gracias al cinturón de seguridad no me choqué contra el vidrio, sin perder la vista de la carretera prendí la radio y sonaba una canción electro que conocía pero no recordaba el nombre, para cuando subí el volumen ya iba a 100 km/h. Doblé por la calle de mi casa y bajé la velocidad por miedo a los policías de tránsito. Cuando salí de la cochera me di cuenta que realmente conduje como una loca, tuve suerte de no morir chocada contra un auto.

En la cocina estaban Joe y Roberta, comiendo. Tras un ‘Hola’ me senté junto a ellos. Joe no me quitaba la mirada y molestaba. Ahora que lo recuerdo, estoy molesta con él.

Yo: ¿Qué pasa? - le pregunté sin ánimos de socializar.
Joe: No es la ropa que traías en la mañana - abrí la boca exasperada. ¿Y él qué toca, en mi tema de vestimenta? Mi papá debería ser el preocupado. Yo si quiero me visto como hombre.
Yo: Me cambié.
Roberta: ¿Qué pasó con los hermanos inseparables? - mordió una uva por la mitad, chorreándose con el jugo.
Yo: ¿Y qué pasó con las servilletas? - pregunté cuando ella se limpió la cara con la mano.

Salté de la silla hacia la refrigeradora, saqué lo que se veía más tentador: al parecer la última tajada de un pastel de vainilla y chocolate. Y salí corriendo por las escaleras mientras que usaba las manos como tenedor.

Roberta: ¡CERDA!

Cerré la puerta de mi habitación con el pie y dejé mi pastel a medio comer en la mesa de noche. De los bolsillos de la chaqueta de Justin vacié mis nuevas adquisiciones de esta tarde, una vez que me las guardé bajo llave en mi cajón, me encerré en mi baño, me lavé la cara y enjuagué mi boca.

De las gavetas que tiene el baño, saqué un encendedor rojo que nunca había usado y prendí el “cigarrillo” - un porro, en realidad - dudé antes de dar la primera calada, pero mi mano la llevé justo a la entrada de mi boca y mi boca succionó y sopló. ¿Lo primero que sentí? Una extraña y muy confortante liberación. Adiós Adam y sus amenazas, tras las siguientes caladas las cosas que me rodeaban llegaban a tener mucho sentido del humor, tuve un ataque de un segundo en que el pomo de la puerta tenía nariz y luego ya no estaba. Y reí. Luego por el humo me había atorado. Reí.

Tocaron la puerta, en acto de sorpresa boté el cigarrillo al lavabo. Ya no reí. Lo envolví en papel higiénico y lo tiré a la basura. Una vez comprobado que cerré la puerta del baño, abrí la puerta de mi habitación. Parpadeé cuatro veces y Roberta apareció ante mis ojos.

Yo: ¿Qué? - aclaré mi garganta, la sentía ronca.
Roberta: Necesito que me lleves a la casa de una amiga.
Yo: No.
Roberta: Sé que son las ocho de la noche, pero es que está en unos apuros con nuestra maqueta que presentaremos el lunes y mañana ella no va estar todo el día. Ya me han dejado permiso.
Yo: Mi papá, que te lleve él - sentí ardor en los ojos y mis piernas como de gelatina. Lo último, me divertía internamente.
Roberta: Está cuidando a mamá por lo de su embarazo, no queda mucho y pues, ya sabes… Y no digas Joe, él se ha encerrado en su cuarto y anda muy raro, tú eres mi última y única opción. Mi promedio depende de esa tonta maqueta.
Yo: No puedo conducir… me siento mal - no puedo hacerlo mientras sienta que los ojos y cabeza están girando.
Roberta: Te estoy pidiendo un solo favor, y no eres capaz de solo conducir por minutos…
Yo: Ya, ya.

Una vez en marcha yo escuchaba a medias las indicaciones de Roberta, mi cabeza cantaba desinteresadamente una canción infantil. Miré mi pie izquierdo que se balanceaba y al levantar la cabeza vi que estaba a nada de chocarme contra un carro de los ochenta. Frené de golpe, Roberta gritó.

Roberta: ¿¡Qué te pasa!?
Yo: Esa maldita chatarra se atravesó en mi camino - respondí respirando fuerte.
Roberta: No había nada el camino estaba despejado.
Yo: Había… había… - ya no estaba. Me pegué a la acera y estacioné. - bájate.
Roberta: ¿Qué? Pero falta unas…
Yo: ¡Bájate, ya! - grité desesperada mientras peleaba con lo que se formaba dentro de mi cabeza - ¡Maldita sea, hazlo ya!

Se bajó gritándome algo que no quise oír. Cuando la vi lejos, tomé mi teléfono escogiendo al menos curioso de mi lista y él que vendría rápido. Ryan.

::Llamada Telefónica::

Ryan: ¿______(Tn)? ¿Ya llegaste? ¿Cómo estás?
Yo: Mal, Ryan ven a recogerme, estoy en mi carro y no puedo conducir. Ven, por favor.
Ryan: ¿Dónde estás? - su voz era desesperada.
Yo: A cinco cuadras del centro comercial. No preguntes, solo ven.
Ryan: Ya salgo.

::Fin de la llamada::
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Me he demorado más de lo que pensaba. Esto de estar en la cuenta regresiva de la novela me pone de nervios, tengo todas las ideas de los capítulos restantes pero lo que está en mi cabeza como escenas cortadas de películas no las puedo transmitir en la escritura. Mil disculpas. Me la he pasado releyendo mis libros y otras novelas que me gustaron en Facebook, como para darme una idea de como poder expresar lo que tengo pensado por eso la demora. Mañana me pongo a escribir el capítulo, es que en mi país, ya es tarde y no me dejan más tiempo. Yo las quiero.
No me asesinen mentalmente por la demora. Miren que a Justin, no le gustaría eso. Eh.
(: