lunes, 24 de febrero de 2014

Adelantos y Razones.

Como se habrán dado cuenta, este no es un capítulo, más bien son adelantos del capítulo que sigue(es lo poco que voy escribiendo hasta ahora). Antes de empezar con los adelantos, debo explicarles el motivo de la demora y de porque que cuando dije que subía en tres días después del primer capítulo no lo hice, esta es la explicación:

Estoy enferma o algo así, al principio, hace como una semana maso menos, me sentía de la patada. Empecé a estar cansada por todo, perdí totalmente el apetito, la cabeza no dejaba de dolerme y otros síntomas más, que apuntaban a anemia. Entonces mi madre me llevo al doctor y dijo que sí al parecer era eso pero luego el doctor nos mandó a otra área para ser específica, psiquiatría. Llegando al punto lo que tengo es; depresión y estrés. Entiendo el estrés pero ¿depresión? por lo que yo sé no estoy deprimida pero según la psiquiatra así es. En fin, esa es la razón de la demora, no puedo estar mucho tiempo frente a una computadora porque me duele la cabeza y por no comer mucho no tengo "fuerzas" para hacer nada. Se los juro que escribiré ahora, después de publicar esta entrada y subiré lo más rápido que pueda. Se los juro.

Ahora, lo que realmente importa. Los Adelantos:

- Ah, Justin. Es el hijo de Jeremy Bieber, el político del bombardeo, ¿recuerdas?
- ¿Él estaba asustado?

---

- Arrodíllate y pide clemencia por tu vida - al hablar los ojos de mi padre eran oscuros, maléficos -, quiero verte de rodillas como si fueras el hijo de puta de Jeremy Bieber. Arrodíllate, ahora.

---

Volvieron a golearlo esta vez en la cabeza, sangró. Su aullido de dolor destruyó mis creencias de 
su fuerza.

La sangre corría más rápido desde varias partes de su cuerpo.

---

- Por favor, Justin. Estás herido déjame curarte.
- No quiero que vuelvas a aparecer.


Besos, chicas. Cuídense.
(:

lunes, 17 de febrero de 2014

Capítulo uno


No lo encontraba, la discoteca Copacabana estaba hasta su límite máximo por más que intentaba avanzar un gentío bailando me hacía retroceder y los tacones dorados número diez tampoco servían de ayuda en mi propósito. Decidida a avanzar un hombro desconocido me golpeó, volví la mirada al agresor furiosa de no poder avanzar y que todavía me golpeen pero mi furia se desvaneció como agua entre los dedos cuando reconocí la cabellera del chico que hace segundos fue el agresor, ¿podría ser él? O tal vez bajo las luces sicodélicas podría tratarse solo de un error, aun así no dejé que el tal vez se alejara. Pasé entre la gente solo por seguirlo, perderlo no era una opción.

- Se me acaba el tiempo. - dije apresurándome. Tenía que ser. Por favor que sea él. Con el tiempo a premio no podía darme el lujo de revisar a uno por uno, cuando él se sentó en el sillón aterciopelado, el color regresó a mi cuerpo por haber encontrado a Justin Bieber, era ahora donde debía atacar. Sin pensarlo más apliqué lo que dijeron que hiciera cuando lo viera. Seducirlo. Pensando a mil por segundo, me senté casi encima de él - ¿Me invitas de tu bebida?

Justin Bieber me analizó dos veces. Sentí que estaba en un consultorio, donde él era un médico y yo una paciente que esperaba con ansias la aprobación médica para corroborar en el buen estado que me encontraba. Una extraña sensación ya que nunca he pisado un hospital, lo que sé es por películas, las cuales mi papá mandaba a traer de la ciudad.

El doctor Justin Bieber restregó su lengua contra su labio y en un acto reflejo hice lo mismo degustando el labial rosado. Sabía horrible.

- ¿Has venido sola? - preguntó.
- Sí.

Eso era todo lo que él necesitaba saber. Acarició mi pierna de arriba hacia abajo. Él fue tan fácil, solo bastó estar con un vestido que más parecía una camiseta y sentarse en él, me pregunto cuántas veces habrá caído con mujeres de las cuales ni sabe su nombre. Su palma apretó mi muslo y me acomodó entre sus piernas, su mano se coló entre ambas piernas ¿en dónde cree que iba a colocar su pulgar? Bajé su mano hasta mi rodilla. Dios, ayúdame. Jaló mi cabello y mi cabeza cayó en su hombro. Mordió debajo de la mandíbula y siguió mordiendo hasta mi clavícula, me dolía.

- Me gusta tu cabello, es tan largo - habló y sentí que mi sentido del olfato moría. ¿Cómo es que alguien toma tanto y no se está cayendo?, sus vellos hacían cosquillas en mi oreja -  ¿Cómo te llamas?
- ¿Importa eso ahora? - pregunté torpemente por ser presa de algo extraño que se formaba en los músculos debajo del estómago y explotaba llenándome el cuerpo de esa sensación. Me moví de forma involuntaria y escuché de él un Mmm, también lo había oído en películas, si no me equivoco eso era gemir.
- Sí, quiero saber el nombre de quién me va llevar a la cima esta noche - replicó él.

Es el momento. Pasé de estar entre sus piernas a estar encima de ellas, el vestido se levantó, luché contra mis instintos para no jalar la tela hasta mis rodillas, tenía que seguir siendo una descarada para él.

Los hombres pierden la razón cuando les tocan lo que hay entre sus piernas - había dicho, Landon -. Tú nunca lo hagas, no eres de esas mujeres.

Otra vez fui víctima de esa sensación extraña, recorrí su pierna izquierda y apreté donde Landon me prohibió, Justin Bieber volvió a hacer eso con su boca, gemir. Me asustaba de mí misma. Odié ser la única mujer que se acerca y no sobrepasa la edad de Justin Bieber que sirviera de ayuda para mi papá.

- Terminemos en otro lugar - me avergoncé de mis palabras.
- Esa idea me gusta más - Justin se colocó de pie sin despegarse de mi cuerpo - ¿A dónde me llevas, chica sin nombre?
- Dame las llaves de tu auto - pedí. Respiré tranquila cuando él sacó las manos de mí, aunque esos dedos largos volvieron a la acción mientras intentaba manejar.

Llegué en diez minutos al Mein. Se dio cuenta que estábamos en un hotel cuando entramos al vestíbulo. Miré de reojo a Charlie, que se hacía pasar por un recepcionista, asentimos a la misma vez y volví mi concentración a Justin Bieber.

- Voy a pedir la habitación - asintió confundido. El alcohol ya estaba cobrando factura. Charlie atento a mis movimientos, ya tenía lista la tarjeta de la habitación.
- ¿Ya están arriba? - al preguntarlo me di cuenta que temblaba mi labio.
- Sí, tú solo tranquila - Charlie el falso recepcionista, empujó la tarjeta.

Justin Bieber parecía serio como si hubiese despertado de su trance.

- Tengo que irme - habló con mucho más facilidad que la de antes. No lo puedo dejar ir. Lo empujé contra las puertas metálicas y lo aturdí con un beso que solo las parejas con mucha confianza se dan.
- Solo quédate una hora - dije empujándolo dentro del ascensor.

Fueron diez pisos los que tuve que aguantar a sus manos y a su boca. En la habitación, se había convertido en un salvaje; me tiró contra el colchón, provocándome dolor por la brusquedad, trepó encima de mí mordiendo con más fuerza mi cuello y parecía que su propósito era arrancarme la piel con la boca. La sensación extraña no apareció, me había llenado con la desesperación.

- SUÉLTAME - grité.

Era un grito desesperado y también era la señal. La puerta del baño se abrió de golpe, respiré en paz cuando Colton y Roy lo jalaron, ambos golpearon su espalda con la pared, gritó de dolor, creo que hasta oí los huesos de Justin Bieber crujir. 

- ¡Déjenme! - forcejeó inútilmente, eran dos tamaño mole con un chico de veinte años - ¿Quiénes son? ¿Qué quieren?
- Cállate, me desesperan tus gritos - amenazó el de la botas de militar. Roy.

En un segundo creí que estaba suplicándome que lo ayudara, pero cuando lo miré detalladamente solo había dolor, furia y confusión. Abrió la boca y gritó:

- AUXILIO, AYUDA - Colton golpeó la nunca de Justin con su pistola y su cabeza cayó.
- Tenemos que irnos - habló Roy, jalando al desmayado por el brazo.

¿Cómo es posible que un hombre de veinte años lleve los pantalones caídos? Mis ojos fueron a su espalda, no podía seguir viéndolo “ahí” sin dejas de incomodarme. Colton y Roy lo arrastraron por las escaleras de servicio tratándolo como cualquier paquete, sentí lástima de él y asco por mí. Me había negado a creer que mi papá fue capaz a mandarme a mí a este tipo de asuntos, él había jurado cuando yo tenía diez años que yo sería una niña normal alejada de todas las consecuencias de su vida de narcotraficante y solo era un engaño. Estaba empezando a hundirme junto a él en su pozo, había engañado a un chico que solo lo vi en una foto y lo había llevado a su ruina por un motivo que no sé cuál es.

- Ten - Colton me tiró una soga -. ______, amárralo bien.
- ¿Amarrarlo? ¿Yo?
- Sí, no quiero que en el aire ese niño sea un fastidio.

El helicóptero negro que nos esperaba en el techo se confundía en la noche, eché un vistazo hacia abajo y me arrepentí, estábamos a dieciséis pisos del suelo. Entré al helicóptero, amarré las muñecas de Justin Bieber por detrás de la espalda cuando despierte le va doler había excedido la presión en el nudo.

- Vamos a despegar ahora - gritó Roy bajo el ruido de las hélices.

Descubrí que tenía terror a las alturas cuando ya estábamos por los aires. Cerré los ojos y apreté los labios. Recordé que existían los números, tenía que distraerme. Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis. Golpe. Siete, ocho nueve, diez. Golpe. Once, doce, trece, catorce, quince. Otro golpe. Intenté quitar el pie pero me golpeé contra una pared de metal. Oí una risa.

Justin Bieber tenía los ojos puestos en los míos junto a una sonrisa frívola, ¿Es posible tener una mirada dulce con esa sonrisa?

- Pensé que no sentías. Quita esa cara de funeral - hizo un gesto de dolor - ¿Qué me han hecho en la cabeza? Ah, ya recuerdo me golpearon, ¿No pueden ser más cariñosos conmigo?, creo que les sirvo más vivo que muerto.
- ¿¡______, qué pasa allá atrás!? - gritó Roy.
- Nada.

La respuesta salió sin ser analizada, él podía volver a ser golpeado por mi culpa, no soy una espectadora grata de la sangre ni de los golpes. Haber crecido en medio de hombres, golpes, mandatos para asesinar no me habían convertido en una chica ruda yo soy casi todo lo contrario, con decir que mi mayor sueño era irme de donde vivo con mis papás a tener una vida como cualquier otro pero nuestro apellido nos condenaba.

- Así que, ______ - probó mi nombre con su voz, Justin Bieber parecía ser un hombre escalofriante por no decir misterioso -. ¿Por qué no me sueltas? Las cuerdas duelen, no voy a escapar. No soy un suicida como para lanzarme de un helicóptero.

Helicóptero. Volví a la realidad, estaba en una máquina a miles de metros de la tierra. Agarré el asiento metálico, sintiendo que los nudillos se iban a romper.

- Ya veo, miedo a las alturas. Desátame para abrasarte, soy bueno consolando a las chicas.
-  Mantén tu boca cerrada si no quieres llegar muerto - apareció Colton empuñando su arma.
- Hazlo - lo retó provocando a Colton, él apretó más su arma -. Él que se perjudica eres tú, a tus jefes lo que les importa es que yo esté vivo. Si quisieran matarme ya lo hubieran hecho.
- No me tientes - siseó - . Ten.

Colocó su arma junto a mí.

- ¿Eh?
- Puedes dispararle solo no lo mates, este idiota tiene razón, Rocek lo quiere vivo.
- No soy idiota, simio - ¿cómo es posible que no se calle si está siendo amenazado?
- Pensándolo bien, mátalo. Nos harías un favor a todos - giró y ya no estaba más.

Volví a cerrar los ojos y apretar el asiento chocando con la pistola, la empujé. Sé empuñar un arma, sé disparar, se pelear y también sé cómo ser una máquina asesina. Aprendí por órdenes de mi papá, mi mamá siempre estuvo en desacuerdo pero no decía nada solo miraba como su hija de catorce años se convertía en un potencial asesino y experta en mafias y narcotráfico. Yo al igual que mi madre, mantenía mi desacuerdo ante la violencia en silencio, gracias a Dios jamás tuve que dispararle alguien o golpearlas solo era un entrenamiento para el futuro y para mi protección. Sonará tonto pero prefiero ser golpeada antes de golpear a alguien.

Pisamos tierra alrededor de las seis de la mañana. Como era de suponerse llevaron a Justin Bieber con mi papá.

- Quiero ver a mi papá - le expliqué a Boris, él cuidaba la puerta del cuarto prohibido, conocido como oficina o escondite de los secretos de mi padre - ¿Por qué no puedo hacerlo?
- Él está ocupado, con el hijo de la basura de Jeremy Bieber.
- Entiendo.

Salí de la casa, cuando nadie miraba corrí hacia la parte trasera de la gran casa estilo rural donde todos vivíamos. Deteniéndome justo donde está el único arbusto alrededor de todas estas hectáreas de bosque. Jalé el arbusto falso revelando la entrada al sótano, ese lugar fue clausurado cuando cumplí los quince, era mi lugar favorito de la casa. Así que junté mis aires de rebeldía propias de la edad y las uní a las de Ben, él único chico de mi edad que conozco y juntos después de horas abrimos la entrada e hicimos creer que un arbusto crecía justo en ese lugar.

- ¿Qué haces? - asustada volteé y respiré tranquila al saber que el dueño de la voz solo era Ben -. Escuché cuando hablabas con mi papá, sabía que vendrías aquí.
- ¿Entras conmigo? - él sonrió.
- Sabes que tuvimos la misma idea con venir aquí, yo también quiero saber qué es lo que va a pasar con ese tal Justin Bieber.

El sótano es un lugar enorme, lleno de polvo y cosas que no tiene valor ni utilidad. Junto a Ben trepamos una mesa que daba la apariencia que se caería por el apolillado de su estado, quitó la caja que cubría una rejilla de ventilación. La rejilla era la ventilación del cuarto prohibido. No asomé mucho la cabeza por el temor de ser descubierta, por el rabillo alcanzaba a ver pies en movimiento.

- ¿Me están utilizando para una venganza política o algo parecido? - esa era la voz sátira de Justin Bieber - O tal vez solo quieren sacarle dinero a Jeremy aunque no creo, he oído que como narcotraficante se vive como rey.

Hubo un silencio luego el sonido de un golpe y un quejido.

- Sigue así y te entregaremos por partes - habló mi papá -. Tú vas a servir como muestra de que el gobierno no va ni a pensar en meterse una vez más con nosotros, sufrirás hasta que ellos juren que no serán tan idiotas de volver a mandar aviones del ejército a dispararnos hasta morir.

Ya no quería escuchar más, salté de la mesa. Nunca iba a olvidar el bombardeo del dieciocho de diciembre del año pasado, mi hogar se vio atacado. Los gritos, la desesperación y el horror lo siento cada vez que voy a explorar un poco el bosque, aún siguen los rastros de sangre de Martha, la madre de Ben. Ella cocinaba aquí, por salvarme murió, yo estaba en el bosque ajena a todo a punto de morir, tal vez. Pero ella llegó sacándome de ahí. Lo último que recuerdo es que corríamos juntas y de pronto estaba sola.

Ben se reincorporó a mi lado en un salto.

- Tenemos que irnos ya, van a traer a ese chico aquí.
- ¿Qué?
- Corre, ______ - sujetó mi mano y arrastrándome salimos.

Él me llevó por entre los árboles, donde aligeramos el paso y después entramos a la casa, no había nadie en el salón principal.

- El chico ese es una joyita ¿no?, parece que no tuviera miedo a nada. Es el hijo del político causante de la muerte de mi mamá y los demás - explicó con asco.
- ¿Qué crees que le harán?
- A lo mucho golpearlo, ya oíste solo lo quieren para que el gobierno deje de meter sus narices en los asuntos de tu papá.
- Aquí estás - Boris se acercó - Lydia quiere verte. ¿Ustedes que hacen así?

No entendía a lo que se referían hasta que sentí un desprendimiento en mi mano derecha, había estado agarrada de la mano de Ben todo este tiempo sin darme cuenta.

- ¿Dónde está mi mamá? - pregunté.
- Está esperándote en su cuarto - contestó el papá de Ben.
- Gracias.

Había olvidado por completo a mi madre. De seguro estaba preocupada por mí, no me vio desde ayer por la tarde. Mi papá optó por no decirle nada a ella, solo no quería preocuparla. Toqué las puertas de la habitación de mis padres, la voz fina de ella dijo que pasara.

- Ven, siéntate - no tardé en obedecer - ¿Estás bien?
- Sí, mamá. ¿Tú estás bien?
- Claro que no. ¿Cómo esperas que me sienta bien cuando la única hija que me queda es expuesta de esa manera por su propio padre?
- Lo siento… - ella acarició mi espalda tranquilizándome - me cuide mucho, te lo juro.
- Lo sé, lo puedo ver. ¿No has dormido? - negué - duerme aquí. Te voy a despertar para el almuerzo.

Dormí bajo las caricias de mi mamá. Ella no era así de preocupada conmigo, desde la muerte de mi hermano menor ella vive asustada con que algo me pueda pasar a mí, no la culpo yo también vivo con el miedo de morirme igual que Darrel. La forma en la que murió fue extraña, solo mi papá estuvo ahí. Cuando Darrel tenía quince lo llevó con él para que aprenda de como son los negocios y en ese cambio de droga por dinero le dispararon. Es lo único que sabemos.



Al medio día el sol terminó de asentarse en el bosque, es agradable almorzar a esa hora porque nosotros comemos en una mesa que está afuera debajo de un techo de paja y escuchamos a los pájaros y a los otros animales, la historia es diferente cuando llueve, el lugar se inunda y comemos adentro.

La mesa está llena a toda hora que vamos a comer, como dijo Justin Bieber los narcotraficantes viven como reyes. Somos muchos en esta casa, pero en la mesa que acostumbramos solo comemos siete; mis papás, los tres hombres de confianza de mi papá, Ben y yo. Desde que tengo memoria mi papá siempre se ha sentado en el extremo y Darrel en el otro, ahora la silla de él está vacía, nadie se sienta ahí.

- Hija - llamó mi papá -, no tuve tiempo de decirte que lo hiciste muy bien. Me sorprendiste.
- Gra…
- De eso quería hablarte yo. Tú no aprendes de las experiencias, Rocek. ¿Qué pasaba si le sucedía algo a nuestra hija?

Ben compartió una mirada conmigo. Luego codeó a su papá para que interviniera y este codeó a Colton, él entendió y habló:

- Lydia, si me lo permites. Roy y yo estábamos vigilando, nada malo le podría suceder a ______.
- Además de que ese idiota no podía hacerle nada y así sucediera ella sabe defenderse, no se olvide que Rocek le enseñó a defenderse - acotó Roy.
- Ya ves, mujer. Nuestra hija ha estado bien y ahora está aquí contigo, eso es lo que importa.

Sabía que eso no tranquilizaría a mi madre, todo lo que le dijeran no lograría calmarla, ella nunca se recuperaría del miedo de perder a otro hijo. A la mitad del almuerzo Olga, el remplazo de Martha, vino hacia mi papá con una bandeja de comida con aspecto de haber estado guardado hace semanas. Era la comida de Justin Bieber.

- No le des cubiertos, va comer como lo que es, un animal - había dicho él.

El almuerzo había terminado, mientras todos se levantaban yo introduje un tenedor en la manga de la sudadera. Los adultos se fueron más rápido, esperé a que Ben les siguiera el paso pero se quedó a mi lado.

- Pensé en ir a ver a los pájaros bebés que encontramos el jueves, ¿vienes?
- No, mi mamá está esperándome aún sigue preocupada - sorprendida de mi facilidad para mentir, sonreí. -. Tú ve, después me cuentas como están los pájaros.
- Está bien, nos vemos.

Luego de que su figura se perdiera entre los enormes árboles corrí por segunda vez al sótano, el arbusto ya no estaba. Prendí la luz, todavía no descubría el misterio de cómo es que llegaba la energía a esta casa que está en el medio de la nada.
Justin Bieber estaba sentado junto a la mesa, su comida estaba intacta. Saqué el tenedor.

- Ten.

Observó el tenedor y luego a mí, imitó ese proceso dos veces más. Y con una risa echó la cabeza contra la silla, la poca luz que entraba por la rejilla iluminó su cara manchada de sangre, tenía una ceja abierta.

- Estás herido - no sé porque me sorprendía, yo estaba acostumbrada a la gente herida y muerta.
- Dime algo que no haya descubierto por mí mismo - limpió la sangre de su labio -, agradezco tu compasión de traerme un tenedor pero sin manos esa cosa es inútil.
- ¿Sin manos?
- Niña, estoy atado - agitó los hombros.
- No puedo desatarte - él podría escapar -. Voy a buscar algo con que limpiarte.

Al extremo del lugar, había cajas más pequeñas, pertenecientes a mí, eran cosas que ya no usaba pero deseaba atesorar. Envolviendo a una muñeca estaba una toalla pequeña, con algo de esperanza busqué agua oxigenada o alcohol sabiendo que no iba a encontrarlos aquí abajo. Regresé a su lado solo con la toalla de las super-poderosas.

- ¿Sabes quién soy? - preguntó entrecerrando los ojos.
- Sí, Justin Bieber.
- Exacto, el hijo del maldito que dio la orden de asesinar a todos los que conoces, lo admito es una buena venganza solo que ese señor no le interesa que su hijo esté vivo o no, un poco más de investigación les ahorraría todo el alboroto. Y solo dime Justin, yo no tengo apellido, ¿entiendes? - asentí.

Escapando de su mirada, mojé la punta de la toalla en el vaso de agua. Mi toalla favorita de niña se manchó de sangre. Ya no importaba. Volví a echar agua en la toalla, esta vez para su ceja.

- Estás desperdiciando lo poco de agua que tengo - se quejó molesto.
- Lo lamento.
- Cállate, eres demasiado molesta. Solo sigue limpiando.

Terminé en el menor tiempo que pude. Su voz, su presencia, todo él era demasiado escalofriante. Guardé la toalla en las cajas de la mesa, dispuesta a irme.

- Espera, llévate el tenedor. Debo creer que estás aquí de incógnita, si vas a hacer algo hazlo bien. Estoy ayudándote a que no te maten, a tu papá no le gustaría saber que me ayudaste.
- ¿Gracias?

- No, las gracias guárdatelas para cuando te hagan un favor - él y yo hablábamos diferentes idiomas, no lograba entender a lo que se refería -. Mañana me vas a traer algo decente para comer, no la porquería que hacen pasar por comida, si no estás aquí para el desayuno yo hablo.   
::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::♥:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::♥:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::
¡Volví! Se siente tan bien volver a  subir, me tomé algunos días en volver a subir porque quería estar unos
días sin hacer nada. Pero ya volví, calculando creo y confío en que el próximo capítulo este en tres días. 
Que tengan un buen días :)) 

sábado, 15 de febrero de 2014

Ocho Letras


Argumento

Nuestra historia se rige entre dos temas: la venganza y la justicia, en todo momento estos dos siempre han sido enfrentadas pero aquí son más útiles juntas que separadas. Justin Bieber es un ferviente creyente de la venganza porque esta la lleva a la mayor de las justicias mientras por el otro lado ______ Long no confía en la justicia, infligirla desataría una venganza contra aquellos que quiere aunque con dudas al final del camino decide por lo correcto.

Justin Bieber es el hijo de un político corrupto y ______ Long es la hija del mayor narcotraficante de los Estados Unidos. Nuestros dos personajes principales se conocen de la forma más extraña y junto a Nevaeh Grant y Caden Weaver son movidos por sus propias historias hacia la justicia, vengándose.

miércoles, 12 de febrero de 2014

Epílogo.


Encima del tocador de Roberta parece haber caído un tornado; la sombra de ojos azul se había volcado encima del rosado, la pintura para uñas por poco cae en los Louis Vuitton  recién sacados de tienda de Roberta. Habían pasado cuatro años desde mi paso por el centro de rehabilitación, si nos comparamos a todos desde entonces, hemos cambiado mucho en personalidad, físico y actitudes. Más Noah y Emily que ya con cuatro años hacen y deshacen todo lo que quieren en esta casa.

Roberta: Deja de moverte o te atravieso el peine por la cabeza - claro, no todo cambió. Aunque ella tengo dieciocho y yo veinte años nuestra relación “cariño-odio” no cambiaría jamás - aún no sé cómo acepté peinarte. Eres un grano en el trasero.
Yo: Yo no te lo pedí, tú solo empezaste a peinarme.
Roberta: Es una fiesta de compromiso, si vas como andas por la casa, las personas se intoxicarían con verte.

Jamás comprenderé porque la gente arma tanto alboroto por todas las cosas. Volví a soplar mis uñas, son doradas y según la combinación que hizo Roberta en su cabeza, combinan perfecto con el vestido verde agua de gasa. Ella dejó de peinarme y se escucharon unos pasos torpes y fuertes, por el espejo vi a un pequeño castaño con los ojos verdes de su madre, Noah mi niño favorito. Emily en cambio es rubia como su madre pero con los ojos castaños de los Johnson.

Noah: ¡Robeta! -abrazó su pierna.
Roberta: ¿Niño, cuántas veces te lo voy a repetir? Es Roberta, con erre.
Yo: En cambio mi nombre si lo dice bien… ¿Cómo me llamo, Noah?
Noah: ¡______(Tn)! - tendió sus brazos, Roberta puso los ojos en blanco. A él le gusta que lo cargue.
Yo: Sí que está pesado, eh, niño - sacó los brazos de mi cuello y sonrío con sus alineados dientes de leche.

Roberta: ¿Realmente los vamos a llevar?
Yo: Claro, Adam ama a estos niños. Además no ves lo adorable que se ve con su traje - fingí acomodar sus corbata del mismo color de mi vestido - Adam me asesinaría si no los llevo en un día importante como hoy.
Roberta: Sí la tan esperada fiesta de compromiso, hablando de eso ya llevamos un elegante retraso de diez minutos.

Eché mi cabello atrás.

Yo: La fiesta no comenzaría sin mí. Soy importante.
Roberta: Noah - rascó su espalda, él se movió contra mi pecho por las cosquillas - aléjate de ella antes de que te contagie su ególatra personalidad.

Como de costumbre bajamos peleando. Créanlo o no ella y yo nos habíamos vuelto íntimas, sin dejar de gritarnos o insultarnos, claro está. Sonreí al ver a Joe incómodo usando el traje mientras Emily con su piececitos se balanceaba de la mano de Joe. La vida también nos había sonreído a mi hermano y a mí, luego de ponerme al corriente de los seis meses de clases perdidas con un profesor particular, él y yo hicimos una audición a Story Arts, nos llegó la aceptación a las dos semanas.  

Joe: Ya era hora. ¿Quieres que te cargue? - Emily negó vigorosamente con su rubia melena.
Yo: ¿Nos vamos, ya?
Roberta: ¡Yo conduzco!

Dejarla fue una pésima decisión, ella conduce como si fuese la protagonista de una escena de persecución, no comprendo cómo le dieron su permiso.

Joe: Papá y Madison llamaron hace una hora.
Roberta: ¿Cómo la están pasando?
Yo: Están en las Vegas, la ciudad del pecado, preguntar está de sobras.
Joe: Ah, por cierto, mamá llega la próxima semana - asentí, desde lo que pasó cuando tenía dieciséis, ella viene cada cuatro meses.

En diez minutos llegamos a la grande y elegante recepción de un hotel cinco estrellas. Roberta y Joe junto con los mellizos fueron a buscar nuestra mesa, yo seguí caminado derecho.

Adam: Pensé que no llegarías nunca - reprochó.
Yo: ¿Y dejarte abandonado en la fiesta de compromiso?
Adam: Ya. Ahora explícame cómo funciona esto, tengo que dar un discurso de esos y no tengo la mínima idea de que decir.
Yo: Tranquilo - acomodé el cuello de su camisa - yo también tengo que hablar, tú solo sé natural cuando empiezas a hablar todo empieza a fluir.
Adam: Lo dices así de fácil porque tú no eres la que se compromete hoy.

Unas manos demasiado conocidas apretaron mi estómago, su cabeza se recostó en mi hombro, apreté sus manos.

Justin: Estás bonita.
Yo: Estoy de espaldas - recordé.
Justin: Pues tu espalda también es bonita - aclaró su garganta - felicidades, hermano. Aún estás a tiempo de arrepentirte.

Reprimí las ganas de tirarle un codazo en el estómago. Justin y Adam comprendieron que tenían más cosas que en común de las que creían no tener, las visitas constantes de ambos después de seis meses de encierro los unieron a causa mía, al menos algo bueno realicé en mi vida.

Yo: ¿Dónde está Tania?
Adam: Con su madre, está terminado de alistarse… Chicos los veo luego, me están llamando.

Justin se colocó en frente mío sin quitar sus manos de mi cintura.

Yo: Justin Bieber con traje - alcé los brazos - hoy lloverá, esto no se ve todos los días.
Justin: Quien inventó la corbata es un completo estúpido, para mí que quiso inventar una forma fácil de suicidarse.

Agarrados de las manos nos sentamos con mis hermanos en la mesa. Hermanos. Antes solo tenía uno ahora tengo tres más, se siente bien cuando uno sale otros tres siguen en la casa, es imposible sentirse solo y pensar tonterías. Habían noches que no podía dormir recordando, noches en los que pensaba ir a ese callejón para volver a caer luego escuchaba llantos, risas, pisadas y me controlaba sabiendo que los recuerdos junto con la ansiedad se irían.

Roberta: ______(Tn) deja de tomar, es para el brindis.
Yo: Ah. - Justin apretó mi mano.
Justin: ¿Estás bien?
Yo: Sí, solo estaba pensando.

Adam: ______(Tn) podrías guardar silencio mientras intento describir el amor que tengo por una mujer - maldito Adam, todos me observaban, me vengaré de esta vergüenza.

Justin: Ves _____(Tn) has silencio.
Yo: Cállate - se recostó cariñosamente en mi hombro. Podría tener veintidós pero él jamás cambiaría su humor de niños de dieciséis.          

Adam: Hemos pasado por muchas dificultades para llegar a donde estamos, algunos tenemos un trabajo, otros siguen estudiando y hay otros que recién entran a esta vida y formar parte de ella se nos haría imposible si no tenemos amor a nuestro lado, sin amor las personas crecen marchitas al igual a las personas sin amor somos vacíos sin ilusión. Yo soy un hombre lleno de ilusiones que deseo compartir con mi futura esposa y espero que ella comparta las suyas conmigo y poder convertirlas en realidad juntos.

El salón se llenó de aplausos, a Tania le importó muy poco el protocolo de la ceremonia al salir corriendo hacia Adam, se abrazaron y besaron y otra vez la sala sucumbió en aplausos. Quien diría que Adam Gallagher se casaría en un mes.

Una música lenta abrumó mis oídos, las personas se levantaron de sus mesas y en parejas pasaron a la pista a bailar alrededor de los futuros esposos.

Emily: Quiero bailar.
Joe: Yo igual, bailemos juntos ¿ya? - ella lo jaló.
Roberta: ¿Tú también quieres bailar? - Noah gritó un sí, y ellos también se fueron.
Yo: ¿Se ven tiernos, no? - pregunté haciendo referencia a Tania y mi amigo.
Justin: Más lindos nos veremos tú y yo cuando nos comprometamos.
Yo: Estás loco, yo no me voy a comprometer con una fiesta yo quiero casarme en secreto y luego irme a las Vegas.
Justin: ¿Quieres una luna de miel en Las Vegas? - habló contra mi cuello.
Yo: Es la ciudad del pecado, ¿te imaginas cometer los siete pecados capitales?
Justin: Me gusta tu insinuación - besó detrás de mí oreja.

Acomodé mi cabello retiré su cabeza de mi cuello.

Justin: Entonces… - agarró un fideo redondo del plato - no tengo un diamante pero esto sirve, ¿te quieres casar conmigo?
Yo: ¿Tanto deseas ir a Las Vegas? - sonreí por auto reflejo.
Justin: Tengo más deseos de casarme contigo algún día.
Yo: Entonces acepto - estiré mi mano, él riendo colocó la argolla de fideo en mi dedo índice - ¿cuándo es la boda?
Justin: Mañana. - mastiqué el fideo y la otra parte se la di a Justin - también te compraré un anillo que no te lo comas. Va ser una boda simbólica, solo tú y yo en la playa diciéndonos nuestros propios votos matrimoniales ¿qué te parece?

Acepté sin palabras, entre él y yo las palabras sobran, nosotros transmitimos todo lo que pensamos con un abrazo, una mirada o un beso como en esta ocasión. Con él siento todas esas frases cursis que detesto oír. Nos abrazamos para tener más cercanía. Mi pasado, mis problemas, mis miedos, mis dudas, mis odios y todo lo que hace más débil a una persona se acaban ya no están cuando él está a mi lado. Sé y confío que duraremos siempre con altos y bajos pero para siempre, la mayor piedra en mi camino la salté con él, y desde entonces sé que él no soltaría mi mano ni yo la de él por más oscuro que sea el túnel porque juntos encontraremos la luz. 
::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::♥::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::♥:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::
Se acabó, se siente extraño porque me siento feliz pero también tengo un no sé que porque se acabó. Les agradezco mucho por todo este tiempo, que han estado leyendo las que a pesar de mis demoras han seguido pendientes de este blog, también agradezco mucho a las que comentaron a las que no también, por que no comentaban pero sí leían.  

Chicas, esta novela no tiene segunda temporada, creo que lo dije en un comentario; yo siempre idealicé hasta un final donde todo era alegría y paz como este y seguirlo sería extraño porque en mi cabeza ya no hay más ideas solo este final. SEGUIRÉ CON OTRA NOVELA, escribiré el argumento en esta semana, tal vez mañana. Las quiero mucho chicas, gracias por haber leído.